La luz del sol que dirige nuestros ritmos hormonales
determina que al caer la noche se eleve la hormona que utiliza nuestra grasa de
reserva como combustible.
Esta hormona, la HGH, también denominada hormona de
crecimiento, se eleva al anochecer y alcanza su máxima secreción a la medianoche. Además de estimular
el crecimiento en los niños, esta hormona moviliza nuestros depósitos de grasa
durante el sueño nocturno.
La HGH es la responsable de que al amanecer pesemos alrededor
de un kilo menos que la noche anterior.
Al anochecer se inicia el ascenso de la HGH, la hormona que
utiliza la grasa de reserva. Así tenemos que nuestro peso se eleva durante el día,
mientras que adelgazamos durante la noche y aunque se haga ejercicios, camine o
trote, ocurrirá lo mismo.
Si no duerme, no adelgaza La HGH asciende en la
oscuridad de la noche pero al quedarnos dormidos es cuando su pico se hace
realmente significativo. La máxima elevación de esta hormona ocurre en las primeras
dos horas del sueño nocturno; así que entre la medianoche y una de la madrugada
ocurre su nivel máximo de secreción.
En esos momentos es cuando más se estimula
la movilización de la grasa de reserva y se promueve el adelgazamiento
nocturno.
La HGH se eleva menos en los que se acuestan después de la
medianoche y por eso adelgazan menos. Mientras que en los que no duermen, ya
sea por que sufren de insomnio o porque tienen un trabajo nocturno, la HGH no
muestra ninguna elevación y al menos esa noche no adelgazaran nada.
Por estas razones, los noctámbulos suelen ser más gordos, así
como también los que desarrollan actividades hasta altas horas de la noche. Día
tras día van aumentando de peso, pues no pierden en la noche lo que
engordan
durante el día.
HGH |
También facilita las defensas: La hormona HGH, además de movilizar las grasas, también activa
el sistema inmunológico promoviendo que los glóbulos blancos ataquen a las bacterias
y a las células malignas con lo que facilita la formación de anticuerpos. En
otras palabras, la elevación nocturna de la HGH potencia la defensa contra el cáncer
y las infecciones.
Las harinas frenan el adelgazamiento
nocturno: El diseño hormonal que incita la movilización de la grasa
del abdomen y de las piernas durante el sueño se podría alterar al ingerir
azucares o carbohidratos en la cena. Las harinas en las horas nocturnas frenan
la acción de la HGH y se oponen a la movilización de la grasa.
Adicionalmente, las galletas, panes, cereales, arepas, etc.,
ingeridas en la noche, son convertidas más en grasa que en energía pues al
atardecer la insulina es poco eficiente y en vez de conducir el azúcar proveniente
de las harinas hacia los músculos, lo lleva hacia el tejido adiposo.
Al comer carbohidratos en la noche, no solo perdemos el
adelgazamiento nocturno sino que hasta podemos subir de peso.
Por otra parte, los exagerados picos de insulina que inducen
una cena con azucares o harinas, son además responsables del aumento de los triglicéridos
y de la presión arterial en la madrugada
siguiente.
Si los que tienen la presión arterial elevada consumen
carbohidratos nocturnos, frecuentemente se despiertan con los ojos enrojecidos,
viendo estrellitas, con zumbidos en los oídos, malestar en la nuca y otros síntomas
indicativos de un incremento de la presión arterial.