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viernes, 26 de julio de 2013

Obesidad adquirida

En este apartado podemos citar la gordura localizada que se implanta en los muslos, senos y pelvis de la mujer. Obesidad de la mujer casada, principalmente.

Existen causas psicológicas y ambientales, de obesidad, local o generalizada, tales como: “Quedarse viudo” o viuda; desavenencias conyugales (infidelidad, celos); quererse meter monja; disgustos familiares de orden económico; impotencia sexual; disgustos con los padres por causa del novio; separación matrimonial; enfados del noviazgo, esposo que huye del hogar con otra mujer; sospecha de hijos ilegítimos del marido; un aborto por no querer tener un hijos; etc., etc.”

Otras causas pueden ser la pubertad, el embarazo, las operaciones con extracción de la matriz y ovarios, la menopausia, las alteraciones menstruales, la lactancia.

Una pena profunda, simples inquietudes o insomnios, provocan gorduras catastróficas. El más extraño de estos casos, fue señalado por un médico especialista de los hospitales de París, que tuvo ocasión de examinar a un joven de 27 años que empezó a engordar en circunstancias dramáticas. Sin saber apenas conducir, chocó contra un árbol con el coche de su tío, que había sacado subrepticiamente del garaje.

Lleno de terror, abandono los restos del auto en la carretera y se refugió en un albergue, donde permaneció durante cuatro días oculto, al cabo de los cuales vio con estupor que sus ropas se habían quedado estrechas y que era imposible abrocharse el pantalón. Seis semanas más tarde, había aumentado de peso extraordinariamente, y no cesaba de engordar.

Parece, pues, que independientemente de los alimentos consumidos con moderación o exceso, nuestro organismo sigue a veces su propio “capricho”, por decirlo de algún modo.
“A pesar del régimen, mi cuerpo hace lo que quiere”, se quejan muchos.

Conviene, sin embargo, recordar ante todo que los estudios más modernos han demostrado que una restricción alimenticia severa siempre, hace perder peso a un obeso, como a todo individuo, delgado o grueso, cualesquiera que sea la causa y el mecanismo de su gordura. ¿Quiere esto decir que la obesidad está ligada exclusivamente a un desequilibrio matemático, a un balance entre las entradas alimenticias y las consumiciones de calorías? Si fuese así la sobrealimentación y la vida sedentaria serian las únicas responsables de la obesidad.

Hay en esta concepción una buena parte de verdad, pues en periodos de escasez, los gorditos y los obesos disminuyen de peso en gran mayoría, pero en número de kilos extremadamente variables, según los individuos.

Todas las estadísticas así lo corroboran. Inversamente, una sobrealimentación forzada y bien asimilada nos hace engordar. Sin embargo, no todos somos iguales ante la obesidad. En condiciones de vida normales, un obeso tiene su peso, que no puede sobrepasar; cada delgado tiene también su cifra límite.

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